martes, 30 de diciembre de 2014

Estatismo

       Estático. Si hay palabra que nos defina es el estatismo. No importa cuánto se esfuercen las leyes de la naturaleza a desestabilizarnos, a hacernos cambiar, somos rematadamente duros de mollera.

       El poceso natural de toda especie es el siguiente: nazco, me reproduzco 'a lo loco, por si acaso', consigo todas las claves del juego que rige mi entorno, soy el rey, domino, catástrofes varias hacen humus con los ejemplares defectuosos y pum, mi gráfica de población se mantiene en una bonita constante. Uno, dos, tres siglos, mil años. Hasta que la naturaleza se harta y cambia por completo el tablero de juego. Adaptarse o morir.

       Pero amigos, llevamos unos cuántos milenios de desarrollo exponencial y un gran y evidente cambio del entorno, y aquí seguimos, jugando el mismo juego de una partida que estamos condenados a perder. 

       Reiterandome en lo que ya expuse en "No te desearé feliz Navidad", mantenemos tradiciones consciente e inconscientemente que ya no son compatibles con nuestro día a día. El derroche de estas fiestas no supone sino quitar el pan de cada día a muchas familias para empacharse en una sola noche. La frustración de muchos niños, y sus padres por comprar y comprar regalos que ni el uno realmente usará, ni el otro puede permitirse. Viva el capitalismo. 
     No sólo eso, sino el pánico los pequeños bolsillos cuando encuentran el pasillo de la verdura en un colorido desfile de polvorones. La pescadería en un circo de Leviatanes y la carnicería en el reino del jamón. Ni que del cerdo solo se aprovechase la pata.
        En fin, sin sentidos para quienes, seguramente, tras un largo año de ahorro y cuentas ordenadas, tiren la casa por la ventana, porque hacerle una fiesta al mesias de una religión con cada vez más desertores, es la cúspide de la felicidad.

       ¡A la hoguera! ¡Quemen a la bruja! Tal vez, pero, ciñéndonos al guión del nuevo testamento, quien no lo haya mpensado que tire la primera piedra.
        
       No se trata solamente de criticar las tradiciones de la iglesia. El estatismo es algo que nos persigue como una sombra. Somos cómodos, perezosos. Nacemos en un mundo construído por nosotros mismos, y nos resignamos a conformarnos, guste o no guste, ya lo cambiará una glaciación, quizás. Sin embargo, no podemos negar el cambio, cada vez más rápido de nuestro habitat. No estamos fuera del juego, adaptarse o morir.




         NanaGarcía/@Nanaringain

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